Discos del 2006 (Back in the USA, again)
Adv: Esto está escrito a los cachetazos, y sin editar.
-“Boys and Girls In America” – The Hold Steady (Minneapolis): Cuando el rock a tracción de guitarras y grandes bandas, el rock de pasiones, conflictos, huidas y autopistas parece una reliquia de los años 70 -o solamente un suspiro de los nostálgicos indies de los 90- aparecen los Hold Steady y hacen que el presente sea un tiempo disfrutable. No, nada de nostalgia. Y si hay que emocionarse o ponerse a llorar que sea por lo que está pasando ahora (o apenas un mes atrás). Qué bueno y qué placentero es volver a los lugares comunes con los Hold Steady y este disco. Por esto nomás vale la pena poner el culo en la silla con este calor y hacer una lista, y decir que este es el primer lugar indiscutido, porque el grupo se lo merece. Con bandas así sería un gusto repetir los gestos cansados de la prensa de rock. Sería bárbaro que estos tipos salgan en la tapa de la RS o la Spin bajo títulos como: “La banda del año”. O “This is the band, yeah!”. O “Los chicos y las chicas de América escuchan a los Hold Steady. ¡They are the new religion!”… Pero resulta que no. Digamos que la nariz parada de la Pitchfork les dio bastante manija. Es suficiente… Digamos que los tipos hicieron el “Born To Run” de los 00. Digamos que este es uno de los mejores discos de la década. Es suficiente…
-“Return To Cookie Mountain” – TV On The Radio (Brooklyn, Nueva York):
Nueva York es la última ciudad que visitaría de Estados Unidos. Por muchos motivos. Pero siempre hay alguna banda pedorra que te hace viajar ahí (aunque sea imaginariamente). Un amigo dice que los TVOTR (se abrevia así?) son los Arbol norteamericanos. Pero bué, habría que ver cómo sonarían los Arbol con la bendición de David Bowie… A pesar de que hay pistas en este disco que conducen a Bowie o a un Peter Gabriel, en el grupo no existen las influencias fácilmente identificables. Y ese ya es todo un dato. También hay una extraña intensidad que nace de la combinación de la música con las letras que –más en este CD que en el anterior- los separa de las bandas “craneadas” por la crítica en los últimos años. Una cosa es escribirlo y otra es escuchar cantar: “Hold your heart courageously, as we walk into this dark place.
Stand, stare fast, erect and see that love is the province of the brave”.
-“Living With War” – Neil Young (Woodside, California): Así como el fracaso en Vietnam generó alguna vez buenas películas, el fracaso en Irak ya empezó a engendrar grandes discos. Y este es uno. A mediados de año había empezado a escribir un posteo sobre el tema pero me terminó venciendo. Cuando vi que llevaba seis páginas y que me faltaban unas cuatro para completarlo, me pregunté a quién carajos le podía interesar esa guerra en esa instancia –cuando por otro lado estaba explotando lo del Líbano-, y más con un raconto de la situación política interna norteamericana (lo que después terminó en la derrota de los republicanos en las elecciones legislativas). Pero ahora siento que es importante rescatar en pocas líneas a este disco, que también capta el presente con la misma intensidad y la misma urgencia –salvando ángulos- que los Hold Steady. Solamente Neil Young podría haber hecho “Living With War”. Solamente Neil Young puede bardear públicamente a Bush, criticar a los norteamericanos que no paran de tragar petróleo y mandar a cagar a la Yihad y su fundamentalismo. Este es el disco de un tipo comprometido con un país en donde ni siquiera nació. Es el disco del mismo tipo que justificó el recorte de las libertades civiles cuando volaron las Torres Gemelas, pero que ahora dice: esta guerra se fue al carajo y nos está matando. Y lo dice con el mismo convencimiento. Y cocinó el disco en unas pocas semanas “porque nadie lo estaba haciendo”. Yo creo que esto es “hacer” música, y también hacer política, en lugar de estar enroscándose con republicanos y demócratas, o viendo qué puta rayita separa la izquierda de la derecha y a ver dónde metí el piecito. Por supuesto que cuando salió este disco algunos sacaron a relucir que Neil Young una vez defendió una mísera medida de Reagan (sobre políticas agrarias) y que lo nombró “amablemente” a Nixon (yo nunca lo interpreté así) en una canción (“Campaigner”). Y lo tacharon otra vez de “contradictorio”, de “incongruente”. Sería bueno ver a dónde está yendo el mundo con tantos alineamientos y tanta congruencia.
-“We Shall Overcome” – Bruce Springsteen (New Jersey): Este disco viene unido al anterior por varios motivos. En principio porque (no sé, se me ocurre) cierra una suerte de trilogía que Bruce Springsteen abrió con el fabuloso “The Rising” –el “gran” disco post 11-S- y que siguió después con el reposado pero furioso “Devils & Dust”, una vuelta al interior de EEUU, con la guerra de Irak como telón de fondo. En segundo lugar porque “We Shall Overcome” también está grabado en unos pocos días (me animaría a decir que es uno de los mejores discos en vivo de los últimos años). Pero acá no hay dolor ni protesta con los dientes apretados. Rastrear esos temas que alguna vez hizo Pete Seeger es una excusa para celebrar la protesta, el tono es festivo, como si Springsteen se hubiese adelantado a la victoria en el Congreso de los demócratas (recordar que apoyó la campaña presidencial del nardo de Kerry). Otra coincidencia con el álbum de Young es el valor de la experiencia. Da la impresión que los más jóvenes no podrían darse el lujo de hacer un disco como este. Y eso que a algunos les sobraría tela (a Ryan Adams, por ejemplo). Pero es como si tuvieran que recorrer un largo camino para deshacerse de lo propio y tomar así lo ajeno.
-“The Letting Go” – Bonnie “Prince” Billy (Louisville, Kentucky): es muy difícil vivir en este mundo y tratar, al mismo tiempo, de escuchar a Bonnie “Prince” Billy. Me refiero al mundo vertiginoso del trabajo, los trámites, la plata (o la falta de), una cantidad bien considerable de problemas al pedo, de gente al pedo, de este diciembre del infierno donde a todos se les ocurre reunirse para (otra vez) no decirse las cosas que, efectivamente, no se dijeron en todo el año. Es imposible imaginarse a cualquier tema de “The Letting Go” compitiendo con semejante “ruido”. Sin embargo, cuando por unos minutos uno consigue bajarse de ese tren, cuando logra escuchar la música a través de las letras y viceversa, cuando uno se altera porque una pelotudez de la vida cotidiana le interrumpe una canción como “Strange Form Of Life”… Cuando uno se ubica en ese reposo interno, profundo, ya no quiere salir más! Es un proceso trabajoso –diría cualquier gurú- pero tremendamente feliz.
-“Get Lonely” – The Mountain Goats (Indiana/California/etc): Esto es de puro caradura. Yo empecé a escuchar a John Darnielle recién el año pasado, y bastante a regañadientes, por ese tufillo low-fi que me llenó la canasta y del que ya hablé otras veces. Pero después de quedar sorprendida por el trabajo de Sufjan Stevens, decidí revisar la historia de los Mountain Goats. Y así llegamos hasta “Get Lonely”, un disco donde ni siquiera la tristeza pesa. Desde el mismo lugar desde donde puede escucharse “The Letting Go” también puede disfrutarse este disco. Por eso estos dos CDs también están enganchados. Si alguien me prometiera que puede ubicarse cómodo en ese lugar le regalaría canciones como “In the hidden places” (le bajo las mayúsculas a Darnielle…), o “Wild sage”, o “Maybe sprout wings”, o la letra de “Woke up new”:
“The first time time I made coffee for just myself I made too much of it. But I drank it all just ‘cause you hate it when I let things go to waste. And I wandered through the house like a little boy lost at the mall. And an astronaut could have seen the hunger in my eyes from space…”.
-“Born Again In The USA” – Loose Fur (The Chicago Boys): Acá está el disco que prestigia. Este es el disco que los críticos que yo admiraba (o admiro, no sé) seguramente pondrían en esta lista (en el caso de que tuvieran las ganas o el espacio para hacer una lista, digo). Y para rematar, el título me vino bárbaro con el concepto (¿?) del posteo. Acá está la mitad más inspirada de lo que podría ser un álbum solista de Jeff Tweedy con la otra mitad no menos inspirada de un CD solista (demoradísimo, como siempre) de Jim O'Rourke. “Born Again…” arranca con un rockito para bailar en bombacha y corpiño (¡esta es la música que yo quiero escuchar cuando me despierto a las ocho de la mañana!) y termina con otro que podría estar en algún disco (bueno) de Eric Clapton (todo gentileza de Tweedy). Con respecto al enano maldito… pienso que no hay mejor forma de reconciliarse con O’Rourke que este disco. Un solo tema del tipo (“Answers To Your Questions”) y yo me olvido de cuánto lo reputeo por su dispersión en el laburo… Jimbo es el verdadero salmón. El camino que hizo de la experimentación a la tradición es fascinante. Yo no le tengo mucha paciencia, pero ese es un problema mío.
-“The Loon” – Tapes ‘n’ Tapes (Minneapolis): Este es el álbum debut de la lista. Yo leí “grupo de rock” y “Minneapolis” en la misma línea de un texto y me cerró por completo para salir corriendo a buscar este disco. Después también leí un sin fin de gansadas, como que “era obligatorio” para los fans de Pavement y de los Pixies escuchar este disco, o que tal vez los Tapes ‘n’ Tapes podían resucitar el sonido indie de los 90… ¡Cualquiera! Lo que sí es comprobable es que esta bandita transpira bien la camiseta del rock del interior de Estados Unidos, fuera de los círculos neoyorquinos o angelinos. Se recorren el mapa desde los títulos nomás (“In Houston”, “Omaha”, “Manitoba”, que escuché mil veces) y tienen un tema como “Insistor” que sería un placer si sonara en las radios.
-“Sam’s Town” – The Killers (Las Vegas): Yo le puse una ficha al debut de los Killers y ahora no se la voy a sacar porque la mitad más uno de los críticos se haya burlado de este disco. El 2006 podría ser “El año del Jefe”… Resulta que estos pibes también quisieron hacer su “Born To Run”! Pero les salió para el carajo! O al menos el resultado es bastante extraño… De todas formas celebro que, hablando muy mal y pronto, mientras algunas bandas parecen estar agarrándose el culo con las dos manos, los Killers salgan y se caguen en tutti. Celebro el riesgo de la desmesura, la pretensión, la amplificación, las cuerdas, los vientos, los teclados, las guitarras y un cantante que podría salir cantando una cumbia y yo le creo lo mismo, porque se lleva puesta a la canción.
-“Motion Sickness” – Bright Eyes (Omaha, Nebraska): Si todos los veinteañeros hicieran las cosas con las mismas ganas y la misma convicción con que Conor Oberst compone y canta, yo tendría un poco más de fe en la humanidad… Pero resulta que no. Lo que me molesta de Oberst (el chico tonto, engreído y malhumorado de la cuadra) es en definitiva lo que más me termina gustando. Este es un CD en vivo, donde los Bright Eyes ponen un gran empeño en sonar igual o mejor que en los discos de estudio. Las canciones garpan el resto: versiones de “We Are Nowhere And It’s Now” (le subo las mayúsculas a Oberst), “Old Soul Song”, “Make War”… Y si vos podés colgarte una guitarra y hacer un tema como “Landlocked Blues”, los demás que digan lo que quieran.
-“Modern Times” – Bob Dylan (Minnesota): Bueno, me estoy yendo al carajo con la extensión… Este es un disco básicamente de dos temas: “Workingman’s Blues 2” y “Ain’t Talkin’”. Si uno repite estas canciones unas cinco veces cada una redondea un álbum perfecto.
-“Highway Companion” – Tom Petty (The Big South): Acá viene el disco que “desprestigia”… Pero en un viaje por USA cómo lo iba a dejar a pata a Tom Petty! Y con ese título! Más allá de mi debilidad por su prototipo físico (el americano rubio, de pelo llovido y nariz imperfecta… confieso que compré el CD para verlo en el booklet… bochornoso), jamás abandonaría un puñado de canciones que siempre va a haber tiempo de escuchar. Si no me equivoco este es el tercer disco solista de Petty, y sale perdiendo como en la guerra si lo comparamos con “Wildflowes” y ni hablar de “Fool Moon Fever”. Acá hay rimas fáciles, melodías simplonas, viejos tics y tres o cuatro canciones que los que están arriba en la lista… no, ni en sueños. Es que los otros son “demasiado”, o es que no van a “llegar” nunca, o es que son muy diferentes… Petty te baraja justo en ese nivel medio, cuando uno está bajando de algún músico sublime y después escucha cualquier porquería en la tele. El siempre está ahí, esperando.